Otra vez la vida se hace indecente, otra vez las cajas me piden rescate; otra vez la frente me suda de frío, y las cabezas que sueñan ser libres. Otra vez se escuchan las viejas comiendo, otra vez, con sus anillos birlados; otra vez el calor que baila un malambo, y las cabezas murmuran ser libres. Esta vez, las cosas ya son así, y, esta vez, las podremos mirar, sin mentir. Otra vez los yuyos se acuestan de espalda, otra vez las mesas se llenan de nada; otra vez mis dedos se mueven ellos solos, y las cabezas que piden ser libres. Otra vez las miradas se encuentran sin verse, otra vez, se sienten arderse; otra vez me niego a perderte, y las cabezas que luchan ser libres. Esta vez, las veredas son de gris, y, esta vez, se querrán teñir, sin sentir. Otra vez camino sobre un mundo al revés; otra vez el agua abraza al hielo, otra vez, el hielo se deja abrazar, y las cabezas que mueren de libres.