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Mostrando las entradas de diciembre, 2013

libertad sobre cuello

Otra vez la vida se hace indecente, otra vez las cajas me piden rescate; otra vez la frente me suda de frío, y las cabezas que sueñan ser libres. Otra vez se escuchan las viejas comiendo, otra vez, con sus anillos birlados; otra vez el calor que baila un malambo, y las cabezas murmuran ser libres. Esta vez, las cosas ya son así, y, esta vez, las podremos mirar, sin mentir. Otra vez los yuyos se acuestan de espalda, otra vez las mesas se llenan de nada; otra vez mis dedos se mueven ellos solos, y las cabezas que piden ser libres. Otra vez las miradas se encuentran sin verse, otra vez, se sienten arderse; otra vez me niego a perderte, y las cabezas que luchan ser libres. Esta vez, las veredas son de gris, y, esta vez, se querrán teñir, sin sentir. Otra vez camino sobre un mundo al revés; otra vez el agua abraza al hielo, otra vez, el hielo se deja abrazar, y las cabezas que mueren de libres.

saqueémonos

Me los imagino ahí, envalentonados por los griteríos de mujeres desde los balcones y los aplausos de sus nuevos compañeros. Los puedo ver, con la cabeza y el mentón más arriba que nunca, con el pecho lleno de un aire de conquistas, y los puños apretando y encerrando con fuerza tierra, sudor y, quizás, sangre. Los veo con esa cabeza que, segundos más tarde, inclinarán hacia abajo para escupir al que tienen bajo sus ojos, tirado en el piso, inmóvil. Alguien grita "mátenlo", y les pegan una, dos, o tres patadas. Salen a la calle, con los oídos mojados por la televisión y sus voces que les aseguran que "están defendiendo lo que es suyo". Creen que es una guerra, como las que vieron, tal vez, una hora antes, en alguna serie o película en Space o HBO. Uno se enfurece porque alguien roba en un Audi, y no se llega a entender si su enojo es porque están robando, o porque ese "negro de mierda" tiene un auto mejor que el suyo. Otro pide como regalo ser inimputable