Hoy arranco aquí este día cruel. Todos los vestigios del amanecer se unen para hacer un gran carrrousel, que no da vueltas, solo adelante. Ya no tiene sentido domar mis pies; se quieren soltar y bailar después. Solo puedo verlos desde el jardín, y ahora entiendo lo que me dijo aquél. Que corte mis hilos, que aprenda del cielo, que silbe tranquilo, que abra el sendero, que ame la tierra, que no tenga celos, y así disfrutar de lo que vendrá. Y sigo encendido, me arde la piel. Creo que ya no puedo dejar de ver cómo este puto día se hace atardecer, y yo no quiero irme de este carrousel. Que solo va al frente, que no tiene miedo, que sangra conmigo, que me pide fuego, que banca los golpes, que ve lo que siento, y solo hace lo que yo quiero hacer. Y solo me lleva adonde yo pueda ser.