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Mostrando las entradas de octubre, 2014

ni loco boludo

Era ya algo seguro el hecho de que, esta noche, me iba a morir. No sé bien cómo es que funciona, pero uno se da cuenta al instante. Es como oler una mezcla de aserrín, vainilla y jengibre, y saber que mañana no vas a estar en el mismo lugar, ni en donde estás ahora, ni en ningún lugar por el que hayas pasado antes. Pero no es una desesperación espontánea; es más bien como una paz impresionante, que te va envolviendo desde la punta del zapato hasta las manos, y después sigue por la cabeza. Despacito, una nube subiendo. Tampoco entiendo qué es lo que la provoca. Uno va caminando como  – cree –  siempre lo hizo, pero en un momento ves que estás parado, mirando todo alrededor y no entendiendo nada. Pero no te preocupás, porque ya no te interesa más nada. Total, vos ya sabés que te vas a morir. ¿De qué mierda te sirve seguir llevando esos cheques al banco? ¿Para qué seguís mostrando esa cara de normal a todos, si a todos no los conocés, ni los vas a conocer ya? Por eso fue que la maté