Allá, en las hondas tinieblas, donde todo es duro, donde todo es sal. Allá, en las antiguas praderas, donde corrían niños con pedal. Allá, en ese musgo, allá, en ese susto, en ese matorral. Las banderas volverán, y canciones flamearán, para que, sin perder la esperanza, la idiosincrasia, sepamos bien alto volar. Allá, a la orilla del río, donde hay solo polvo, y el agua no está. Allá, bien lejos del camino, donde crecen despojos, donde alguien no está. Las banderas no sabrán, si hacer el bien o el mal. Y lenta, muy lentamente, se irán vitoreando: "¡Esta tierra es de paz!"