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Mostrando las entradas de octubre, 2017

mierda

Mierda.  Todo alrededor está hecho mierda.  Tecleo en la pantalla de este teléfono estas palabras, alzando de vez en cuando la mirada, y lo único que veo es pura mierda.  Mi cabeza está quieta, anclada en un mundo que gira y gira.  Todo gira sin parar, gira en todas direcciones. ¿Por qué mi cabeza no puede girar también? ¿Seré el único que ve la ruina, la destrucción de todo lo que antes funcionaba, lo que antes se mantenía en pie? ¿O será que todo me parece hecho mierda porque estoy equivocado, y lo que está destruido es lo que yo pienso que funciona? Pueden ser mil cosas, pero sigo viendo pura mierda. Ya nada podrá ser como antes. Nada. He llegado al punto de desear la sonrisa idiota, la anestesia efectiva frente al desastre. ¿Resignarse ante la destrucción, o asimilarla como lo que está bien? Quiero patalear feliz en este mundo hecho mierda, levantar pedazos de paredes rotas y coches bombardeados y tirárselos a otros como bolas de nieve, llorar de risa encima de los ca

cáctus en flor

Esto es un testamento en contra de la persona que peor puede hacerme, un palabrerío inerte, sin valor alguno, solo para que el alma capaz de oscurecer la mía sepa que no lo logrará, que aquí estoy, parado, resistiendo las tormentas de viento y tierra que no se cansa de arrojarme.  Esta huella sin sentido es para aquel ente despiadado que habita en los rincones de sombras, mirando desde allí mi respirar alegre, y me tira piedras; un rincón tan oscuro y húmedo que ni él mismo tolera. Este quejido es, quizás, para rascarme el espíritu, pero no como se rasca la cáscara seca de una herida que pronto comenzará a sangrar, sino como una cosquilla insistente y tierna en la barbilla de un gato que levanta su cabeza para que sigamos rascando. Esto es un recordatorio para mi ser del pasado, para que sepa que sí, que caí, pero que también me levanté, con el codo lastimado y manchado de barro. Esto es una advertencia para mi ser del futuro, para que sepa que sí, que me levan