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Mostrando las entradas de marzo, 2016

gris y cuarenta y dos

Tal vez en algún momento alguien llegue a investigar lo que pasó realmente esa noche. No había luna llena, no había mil estrellas, no había niebla terrorífica. O quizás, sí. No creo que nadie lo recuerde. Solo había tres paños fijos a cada lado. Tres enormes vidrios a la izquierda, tres enormes vidrios a la derecha. Todos ellos tenían un polarizado distinto, evidencias de previos incidentes. Algunos eran más oscuros y marrones, otros claritos y azulados. En los del medio (a izquierda y derecha), se recortaba una pequeña ventanita rectangular. Una calcomanía verde dejaba leer “salida de emergencia”, todo en mayúsculas. Al lado de las letras blancas, un muñequito corriendo hacia la izquierda, hacia las palabras. Ella y yo íbamos casi al final, asientos cuarenta y uno y cuarenta y dos. Los números son solo detalles, podrían haber sido dos y tres, diecisiete y dieciocho. Pero son los detalles, esas cosas insignificantes, esos cuarenta y uno y cuarenta y dos (con los dibujitos