No te quejes cuando veas,
sin honor y sin cabello,
cientos de cuerpos bellos
destrozados en las veredas.
No te alarmes cuando sientas,
de bocas sangrando,
de ojos amando,
canciones de cuna y de guerra.
No hagas nada si te encontrás
todo tajeado por el sol,
ese sol que antes te besó,
sin poder volver atrás.
No salgas de tu hogar,
cuando quieras calor,
cuando busques el horror,
ni te saques el delantal.
No te sientas vencedor
de algo que no quisiste;
pegáte con trapos grises
todo el hambre alrededor.
No salpiques con tus lágrimas
cuando veas mal olor,
cuando huelas perdición,
hasta en las pequeñas ventanas.
No escribas lo que duele,
cuando nunca te dolió;
aunque sepas cómo sos,
ella siempre te quiere.
Y no lo trates de esquivar,
porque esto no se esquiva;
no tragues tu saliva,
escupila, que ya nadie se puede mojar.
sin honor y sin cabello,
cientos de cuerpos bellos
destrozados en las veredas.
No te alarmes cuando sientas,
de bocas sangrando,
de ojos amando,
canciones de cuna y de guerra.
No hagas nada si te encontrás
todo tajeado por el sol,
ese sol que antes te besó,
sin poder volver atrás.
No salgas de tu hogar,
cuando quieras calor,
cuando busques el horror,
ni te saques el delantal.
No te sientas vencedor
de algo que no quisiste;
pegáte con trapos grises
todo el hambre alrededor.
No salpiques con tus lágrimas
cuando veas mal olor,
cuando huelas perdición,
hasta en las pequeñas ventanas.
No escribas lo que duele,
cuando nunca te dolió;
aunque sepas cómo sos,
ella siempre te quiere.
Y no lo trates de esquivar,
porque esto no se esquiva;
no tragues tu saliva,
escupila, que ya nadie se puede mojar.
Comentarios
Publicar un comentario